Panamá se abre al mundo desde sus ojos: Alegre Saporta, fotografía y el dibujo realista.

Fotografía Alegre Saporta.

Fotografía Alegre Saporta.

La guna aparece en una fotografía del francés David Dukoín y se vuelve real en el retrato a lápiz de 1 metro de alto por 70 centímetros de ancho de la panameña Alegre Saporta Salomón.

"Sailamar" 40x802 Lápiz y carbón.

«Sailamar»

La pintora se topó con Yorbibi en internet y entonces sintió una fuerza ciclónica hasta dibujarla al detalle. La pintura exhibe sus arrugas inmortales, esa mirada sabia, unas texturas en relieve que se mueven y que también son una sola. Alegre y Yorbibi no se conocen, nunca han conversado. Ni el saludo. Pero integran un algo esencial.

“Fue una imagen que me habló. Entonces busqué al fotógrafo, le pedí todos los derechos de autor, y bueno, me decidí a dibujarla. Para eso me compré el papel más grande que había en Artec y así empezó esta historia”. El retrato integra una serie de siete cuadros sobre mujeres gunas que se exhibió en la galería Las Bóvedas; aquella fue su primera exposición.

Alegre Saporta 2015

Alegre Saporta 2015

Cinco o seis años después, el primer miércoles de este verano, Alegre Saporta contaba su vida dedicada a los viajes, la arquitectura, la fotografía, y sobre todo, a la pintura. “Son mis cuatro novios y todos me generan el mismo placer”, recalca la artista.

Asegura que viaja una o dos veces al exterior cada año. Sola o acompañada, pero eso sí, con una cámara fotográfica. Conoce La Habana, la Patagonia argentina y Lima, el Cuzco y Puno. Recorrió varias ciudades españolas, el Tánger, el cabo San Vicente, valorado como la entrada a Europa por la costa portuguesa; y Roma, Venecia y Milán. También Nueva York, “mi favorita”.

Prefiere las ciudades y los destinos latinos. “Por el color, el folclore, lo urbano que tienen, la actitud de sus habitantes”. Son rasgos que después se revelan en sus fotografías. Más adelante van a parar en maquetas, dibujos o pinturas, y así hasta consolidar una sola obra.

“En mi caso, la vida es captar momentos”. Instantes que recoge desde su taller de trabajo en el Casco Antiguo, con una puerta trasera que da al mar, o cuando va en bicicleta camino a su trabajo en las primeras horas del día a través de la 5 de Mayo.

“Cuba me cambió. Detonó esa sed por conocer más. La experiencia duró cuatro días –y en ella estuvo el fotoperiodista panameño Tito Herrera–. Fue un shock el solo hecho de llegar a La Habana. Es esa decadencia hermosa, esos edificios que te cuentan historias, los rostros que hablan sin decir palabra, la gente alegre que aunque tenga poco lo comparte todo”.

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En Argentina se paró frente al glaciar Perito Moreno. “Me voló la mente ver cómo la naturaleza sigue su marcha”. No se esperaba la sensación de un glaciar que al soltar un témpano hace que suene un trueno. Recuerda el sonido del viento frío y cortante por lo seco. En Lima se maravilló con los muchos restaurantes desperdigados en las calles. En Cuzco fue el silencio, y en Puno, las aldeas flotantes del lago Titicaca.

Su papá nació en Marruecos y allá fue Alegre a descubrir un folclore familiar, las claves de un arte que pergeña en sus trabajos. Roma le pareció sucia e insegura porque “un taxista me robó”; Milán en exceso industrial, y Venecia “una máscara”, un “camino” que “es una cultura”.

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LA PALETA
En la madrugada o en las primeras horas de la mañana, Alegre se sienta frente a la ventana de su cuarto, cerca de la Avenida Balboa. Las horas de la noche empiezan ya a teñirse de púrpura. Al otro lado se encuentra la bahía de Panamá, y más allá una miríada de gaviotas que planean sobre unos pelícanos parados muy cerca del Mercado del Marisco. En ese momento la pintora perfila sus obras.

Ya no son los viajes ni los sabores. Tampoco las fotografías o la arquitectura. Es ella misma, “nirvánica”. “Un rato después me pongo a pintar. Entonces no siento y no sé quién soy; estoy como en paz en un tiempo indefinible y que también es una terapia profunda”.

"Chomba"  152x1024.

«Chomba»
152×1024.

Trabaja ahora en una serie de retratos de afropanameñas. Mujeres con el semblante trazado en muchos blancos y negros. El color surge en los turbantes de sus cabezas, en los velos alrededor de ellas. Ahí están el azul de la Patagonia, los tonos pastel de La Habana, los colores del Mediterráneo. El amor y la rabia de una raza. Avanza en esos rostros sin afán, pero también sin pausa, con pulso suelto y un pincel con vida propia, hasta lograr mujeres inmortales.

Frustrada con esa tendencia panameña de querer copiar todo lo foráneo, “precisamente cuando venimos de tantas razas y culturas y por ende somos únicos”, dice que una forma de empezar a “valorar nuestra cultura es mirarnos desde adentro, tratar de comprender quiénes somos”. Forjar “la cultura”, un sector que a Francia le representa “más ingresos que el negocio inmobiliario”.

Fotografía, de la colección Momentos, de Alegre Saporta.

Fotografía, de la colección Momentos, de Alegre Saporta.

Le duele la cinta costera tres. Es un ardor en los ojos. “En este país lastimosamente se piensa más con el bolsillo que con la cabeza o con el corazón mejor”. Aunque son experiencias necesarias. “Holanda tocó fondo para poder ser lo que es hoy. En Panamá pasará eso”. Mientras tanto, mujeres como Alegre Saporta tratan de enderezar un camino. No importan las fallas ni los tropiezos. “La clave es trabajar por la huella que queremos dejar”. Una huella que empieza su trazo en horas crepusculares, de reflexión “nirvánica”, para luego convertirse en flama.

Fotografía. Alegre Saporta 2013

Fotografía. Alegre Saporta 2013

27 AÑOS Y UNA VIDA DE TRAZOS VIBRANTES
• Participó a los 15 años en la Conferencia Global de Jóvenes Líderes Mundiales, en  Washington D.C.
• Se graduó de arquitecta en 2009; licenciatura que obtuvo en la Escuela de Arquitectura y Diseño de América Latina y el Caribe. Su tesis de grado: Dormitorios para estudiantes y profesores en la Ciudad del Saber.
• En la Universidad Internacional de Andalucía hizo una maestría en Energías Renovables, Arquitectura y Ciudad Sostenible.
•  2012 fue un año de experiencias visuales. En abril, recorrió diferentes áreas del país para atrapar en imágenes aspectos vitales de la naturaleza panameña. En septiembre, hizo un curso de fotografía sobre la comunidad  emberá y el río Chagres con el fotógrafo José Ángel Murillo.
• La serie Trazos de la mujer guna se exhibió en 2013 en el museo Juan Manuel Cedeño, en Las Bóvedas de San Felipe.
• Dice el galerista Carlos Weil que imaginación, técnica y pluralidad de medios caracterizan la actividad creativa de Saporta. “Nos obligan a mirar el mundo de la forma en que solo los artistas los logran”.

http://www.alegresaporta.com

Tel: (507)60901693

Info@alegresaporta.com

Redacción publicada en la revisa ELLAS, Panamá del  23 de enero del 2015.

Una respuesta a “Panamá se abre al mundo desde sus ojos: Alegre Saporta, fotografía y el dibujo realista.

  1. Nominada a BEST BLOG. Pasa por mi blog. Me encanta la foto «Chomba». Estoy también en Pinterest. Besos.

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